Jordi o Samantha: ¿qué equipo debería ganar?

Valentín ha sido uno de esos aspirantes que se ha dejado llevar al 100% por la experiencia MasterChef y ha sentido todo tipo de emociones. Le hemos visto llorando tanto de alegría como de emoción y se ha implicado a fondo en cada clase, receta y elaboración. Además, ha demostrado gran compañerismo con los que ahora ya son sus amigos y hemos conocido su faceta más tierna cuando su abuela le dio la sorpresa en plató. También le hemos visto sudar la gota gorda en todas las pruebas de eliminación y a pesar de esa tensión, las ha ido superando una a una, manteniendo la calma y siguiendo los consejos que le han ido dando. Es digno merecedor de esta apasionante final. 

Aitana ha dejado muchas cosas en su paso por MasterChef. En primer lugar ha sido la aspirante más activa de esta edición, su gran iniciativa le hacía querer estar en todos los sitios en todo momento y eso le ha hecho pasar algunas dificultades. Además, es una gran charlatana y tenía palabras infinitas para sus elaboraciones, sus compañeros, para el jurado y para cualquier prueba. Aitana ha llegado a la gran final sin que nadie le regalase nada, ha tenido que aprender a gestionar sus nervios, que en alguna ocasión le han jugado alguna mala pasada y se ha dejado llevar por las emociones en todas las valoraciones. Por supuesto, se merece haber llegado a esta gran final. 

Aleix es el más joven de ésta edición y el primer finalista de MasterChef 7. Ha demostrado disciplina y constancia a lo largo del programa y en pocas ocasiones le hemos visto perder los nervios. Ha conseguido sacar adelante todos los retos a los que se ha enfrentado, entendiendo las pautas de cada prueba y cuando le ha tocado, ha demostrado liderazgo y compañerismo. Además, nos ha enseñado que detrás de esa apariencia de tipo duro hay una gran persona, sensible y empática, y se ha ganado un hueco en los corazones de sus compañeros y obviamente, otro en esta increíble final. 

Si algo ha demostrado Teresa a lo largo del programa ha sido constancia y perseverancia. Sobre todo en las pruebas finales donde todo estaba en juego. De ella hemos aprendido que hay que dejarse llevar por lo que uno cree y que todo esfuerzo tiene su recompensa. Además, se ha visto su gran evolución programa a programa y, aunque se siente más cómoda con la comida tradicional, ha sabido innovar con las técnicas de vanguardia. Como guinda de su paso por MasterChef, ha sabido aprovechar sus puntos fuertes en la repostería y se ha salido en los postres. Su puesto en la final está más que justificado.