Por mucho que nuestras mascotas nos intenten camelar poniendo 'ojitos' para que les demos comida, no podemos caer en su trampa, pues estaríamos poniendo en riesgo su salud. El alimento prohibido por excelencia es el azúcar, ya que puede causar daños en su sistema nervioso y a largo plazo pérdida de visión; pero también hay otros productos como los lácteos, la cebolla, el ajo, el aguacate, las uvas, los frutos secos y la levadura, que pueden ser perjudiciales para los perros.
¡Ojo! También hay que tener especial cuidado con las carnes crudas, huesos e hígados, ahora muy de moda por la dieta BARF.
Este régimen se fundamenta en que perros, gatos y otros animales domésticos deberían alimentarse según su dieta evolutiva, es decir, lo que comerían en estado salvaje. Esto significa que su dieta debería componerse de alimentos crudos, principalmente.
Todo en exceso es malo y esta nueva moda no iba a ser la excepción. Las carnes crudas no se han sometido a ningún proceso para reducir el contenido microbiano, por lo que pueden contener bacterias peligrosas y transmitir enfermedades. Si se decide alimentar a un perro a base de carne cruda, hay que tomar precauciones básicas como ultracongelar la carne, utilizar un equipo de cocina específico y no dársela si está tomando antibióticos, pues podría aumentar su resistencia bacteriana.