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¿Ha funcionado la cercanía del papa?
Descrito por sus fieles como un “santo”, el papa es, según su biógrafo, Sergio Rubin, "simple, humilde, digno, sencillo y no dócil". “Ha aclarado mucho que no se podía vivir de una manera y hablar de otra”, señala Juan María Laboa, doctor en Historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Roma. “Ha demostrado que piensa lo que dice y actúa en consecuencia […] Hay una percepción del poder del papa distinto, no es un poder del Estado, sino de respeto, con unas formas más cercanas a lo que podían ser las exigencias del Evangelio”, explica.
“Es un papa del tercer mundo, aunque sea hijo de italianos, tiene unos planteamientos distintos a los nuestros, y eso ha dañado más a la iglesia occidental, a la francesa, la española, a la italiana”, sostiene. “Algunos obispos se encuentran con que no les va bien, es un modelo que parece que no va con el modelo de Iglesia que tenemos en Europa, más racionalista”, dice.
En cuanto a la imagen del papado, Laboa considera que, a través de su sencilla manera de hablar y su cercanía al pueblo, ha conseguido entusiasmar a muchos y horrorizar a algunos. “Tiene la misma frescura y la misma inmediatez del principio, aunque al principio hablaba más y ahora parece como que va haciendo pero no habla tanto”.
El religioso repara en una anécdota de 2016, cuando asistió a una misa oficiada por el pontífice en Santa Marta. "Yo estaba sentado en un banco, y cuando abrí los ojos, veo a mi izquierda unos zapatos viejísimos y la sotana blanca; estaba sentado en mi mismo banco", recuerda. Esto, según Laboa, "impensable en los últimos 300 años", refleja la cercanía con la que el papa está buscando "una Iglesia mucho más cercana a las necesidades y a las preocupaciones".